miércoles, 19 de enero de 2011

Minería en Santurbán (Editorial de El Espectador)

Minería en Santurbán
Por: Elespectador.com
EL PÁRAMO DE SANTURBÁN ES UNA importante fuente hídrica, forestal y de biodiversidad del país.
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Se calcula que allí hay cerca de 200 mil hectáreas de tierra por encima de los 2.800 metros sobre el nivel del mar, y da vida a los ríos Lebrija, Pamplonita y Zulia, así como a varios de los afluentes que nutren los ríos Catatumbo y Arauca. La importancia de éste, como de cualquier otro páramo, radica en que es un sistema fundamental para los procesos bióticos, no bióticos y para la regulación del clima. En el caso de Colombia, país montañoso, la producción de agua que de éstos se origina beneficia a cerca del 70% de la población que habita en los Andes. De aquí que la legislación nacional, a través de la Ley 1382 de 2010, excluyera las zonas que se encuentren por encima de los 3.000 metros sobre el nivel del mar de la posibilidad de explotación minera, normatividad que entró a reforzar la Ley 685 de 2001, que resguarda a los parques naturales. Los artículos 79 y 80 de la Constitución, que plasman la prioridad que debe tener la conservación, también defienden las regiones paramunas, así como la Ley 99 de 1993, que dotó a las Corporaciones para velar por la naturaleza.

Pese a la legislación, vacíos en las normativas y tensiones entre intereses han hecho que sobre los páramos colombianos existan actualmente 391 títulos mineros, que afectan 108.972 hectáreas del valioso terreno natural. Esto no siempre es malo: una buena mitigación y compensación del daño pueden revertir, en alguna medida, el efecto sobre la naturaleza y es lo que los permisos ambientales contemplan. En los páramos, sin embargo, tal labor, por la complejidad del ecosistema, es más difícil. Pero lo difícil no la hace imposible. Este es precisamente el argumento de los habitantes de California y Vetas, los dos municipios aledaños al Páramo de Santurbán, que defienden el proyecto Angostura de la canadiense Greystar. Sus habitantes ven una gran oportunidad laboral en la intervención minera, que se cree podrá llegar a producir 7’500.000 onzas troy de oro durante 15 años, los cuales se traducirán en más o menos 14 millones de dólares al año para el Departamento de Santander por razón de regalías y en 1.500 empleos directos durante la construcción y 800 en los siguientes años de operación.

Los habitantes de Bucaramanga, Girón y Floridablanca, que se benefician de las fuentes hídricas del páramo, no comparten la misma postura. Aunque el debate se ha polarizado y los ambientalistas han llegado al caricaturesco extremo de hablar del fin de las reservas de agua para la región, lo cierto sí es que hay razones detrás de la reticencia de la gran mayoría de la población del departamento. Entre ellas está el hecho de que la Corporación para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga ya multó a la Greystar por daños al ecosistema durante la fase de exploración y que, en general, las minerías canadienses son las que detentan el récord de conflictos medioambientales más alto del mundo. Esto sumado al hecho de que la explotación a cielo abierto, las escombreras y el cianuro pueden hacer estragos, pese a que la tecnología que se promete implantar sea de primer nivel.

Los costos ambientales, aunados a las faltas de garantías, han convocado a todo tipo de movimientos civiles en contra del proyecto Angostura, los cuales han obligado a revisar con más cuidado las condiciones de la licencia ambiental que todavía, y contrario a los pronósticos de la Greystar, tardará meses. Frente a esto, el presidente de la minera canadiense, Steve Kesler, aseguró: “Las reglas en Colombia no están claras”. Y tiene razón. A pesar de la expresa legislatura, muchas partes del territorio no cuentan con una delimitación actualizada que evite ambigüedades. De aquí la importancia del juicio y los estudios del Ministerio de Ambiente, que tiene la difícil tarea de impulsar la locomotora de la minería por los rieles del desarrollo sostenible. Tarea que requerirá cada vez más de su credibilidad, tanto para frenar proyectos, como para dejarlos seguir. La decisión que tome sobre Santurbán tendrá que ser respetada, pero ojalá que sea una decisión que haga respetar todas las que le seguirán.

martes, 18 de enero de 2011

A los Candidatos en La Guajira

A los precandidatos a la Alcaldía de Maicao y otras alcaldías y corporaciones de La Guajira, en las próximas elecciones:
1) Recordar que la ciudad de Maicao y otros municipios de La Guajira (caso de Uribia y Manaure) tienen la caracterización de conglomerados con alta participación de población indígena, y, lo más esencial, territorialidad indígena.
2) Recordar que en dichas entidades territoriales predominan garantías y privilegios que harían más fácil desarrollar los planes estratégicos si se reconoce y respeta esa territorialidad.
3) Recordar, inclusive, que toda La Guajira, si se reconocen esos privilegios y garantías constitucionales, se beneficiará y lucrará de la visión indigenista del desarrollo autónomo.
4) Recordar, además, que tales privilegios y garantías tienen estatus internacional y, por ende, pertenecen al bloque de constitucionalidad colombiano.
La invitación es para que los hoy candidatos no inventen otra vía diferente a la de aprovechar las avenidas de la Constitución Política, especialmente en lo atinente al respeto de la diversidad y al derecho a las autonomías específicas.

Lo Pintoresco de La Guajira (Por Cristian Valencia, tomado de El Tiempo)

Todo el mundo lo sabe. Lo dicen en El Congreso, como nombran popularmente a ese parque Padilla donde se mueve la verdadera opinión de los riohacheros. Lo dicen en Uribia también. En los taxis, en los buses, en los colectivos. Lo dicen los pescadores y los wayús. Todo el mundo lo dice y todo el mundo lo sabe. Desde tiempos inmemoriales lo han sabido.

Y saben también que lo pueden comentar por ahí en las calles, en el cotilleo de los parques, cualquier parte sirve mientras las verdades no se hagan públicas en los medios masivos, sobre todo en los nacionales. Porque si se llega a saber de quién viene la delación o el chisme, ¡bang-bang!, y sellado el asunto.

Lo que dicen es que "la corrupción nos tiene así". Y, ¿qué es así? Pues como se puede ver a simple vista cuando cualquiera pasa por acá.

Y como no se puede ver a simple vista desde Bogotá, tan llena de burócratas que miran mapas y hacen planes estratégicos para una tierra que la mayoría desconoce por completo.

El departamento de La Guajira, el ricachón departamento de La Guajira, es pobre. En infraestructura, pobre; en educación, pobre; en seguridad alimentaria, pobre.

Los políticos locales podrán esgrimir las estadísticas más prósperas cuando presentan sus informes a la Nación, de esos informes donde figuran carreteras hechas y alcantarillados perfectos y acueductos como manantiales bíblicos, y ramilletes de escuelas, y hospitales uao.

Pero venga usted a La Guajira. Y trate de moverse de un pueblo a otro en transporte público. Póngase una cita en Nazareth en invierno, por ejemplo. O vaya usted mismo, como guajiro, y trate de sacar pecho cuando pase por rancherías paupérrimas, donde los niños levantan la mano por una hogaza de pan o una menta. Traten los guajiros de esgrimir orgullo por ese casi 40 por ciento de analfabetismo. Traten de decir a voz en cuello que son ricos porque gas natural, porque carbón, porque energía eólica, porque termoeléctrica, porque el Caribe abierto está ahí no más, sin flota pesquera local ni procesadores de harina de pescado, ni cuartos fríos ni nada, ni siquiera puerto que los ampare. Y es que ninguno de los muchos millones que dejan esos emporios se nota en La Guajira.

Y es una pena con los guajiros, porque de verdad tienen un departamento hermoso y millonario. Con todo para consolidarse como uno de los más pujantes del Caribe. Con gente capaz y hospitalaria que, infortunadamente, está acostumbrada a dar las gracias a los políticos cuando estos hacen su trabajo; o a hacer la corte frente a la gobernación de turno a ver qué tajadita les toca. Pareciera falta de compromiso o de sentido de pertenencia o de orgullo departamental. Y podría ser eso, cuando uno ve la migración de los más prósperos hacia Barranquilla, Santa Marta o Bogotá. Hasta los marimberos cuando tuvieron todo ese dinero abandonaron la ciudad. Se van a ser ricos a otra parte. Y Riohacha se parece a sus ausencias. Y Uribia, el municipio más grande de Colombia, a los hijos que no la habitan.

Pero vienen elecciones y todo esto se olvida. Como siempre, el avispero se neurotiza y comienzan los políticos a dejarse ver en las calles y plazas públicas. Llenos de promesas: esta vez sí, compadre, será un gobierno distinto, para la gente. Porque vamos a poner a La Guajira y a los guajiros en el sitio que se merecen, compadre. Entonces estallan las alabanzas, retruenan los aplausos y llueven los votos.

Los guajiros parecen condenados a lo pintoresco. Ese es el sitio que han forjado sus políticos para su gente. Y sabemos que la palabra "pintoresco" lleva en andas la miseria, pero con una sonrisa y una mochila multicolor.

Sabemos que bajo ese mote de pintoresco están la corrupción, la desidia y el abandono. El pintoresco subdesarrollo haciendo de las suyas en La Guajira.

martes, 11 de enero de 2011

Artículo de Sergio Rangel (Tomado de Redminería)

Pajaritos de Oro en El Frente
El prestante arquitecto Antonio José Díaz Ardila, escribe una columna en el periódico El Frente, que me huele a derrota y que titula Miedo a la Grandeza. Se refiere al proyecto de la Greystar. Tilda a los santandereanos de padecer una psicopatía colectiva, generada en el fracaso de dos empresas mayúsculas, el Ferrocarril de Wilches y Forjas de Colombia. Esos dos fracasos del siglo pasado dejaron una gran herida, es cierto. Sin embargo esto no ha impedido al pueblo santandereano desentrañar dónde están las trampas. Descubrir a los empresarios de holocaustos, a los distribuidores de monedas para pagar silencios, judas que no faltan. Olvida Antonio José Díaz que éstos que él llama “fanáticos ambientalistas” son los que aún exponiendo la vida, han impedido el holocausto de la selva amazónica, la pesca indiscriminada de ballenas, la caza del jaguar, el crimen de la voz del invisible pájaro, en fin, todo aquello que en la naturaleza se determinó en la creación (o evolución) como la luz y el color. ¿De qué valdría la vida sin todo ello? Permitir y renunciar a esto sería tanto como perder el honor y la piedad.
El concepto de grandeza para él, supongo, es como el de tantos que miden el desarrollo y el progreso por el desaforado crecimiento poblacional. Miles de automóviles que hacen imposible la movilidad. Incontables fábricas vertiendo los desechos a los ríos o sus chimeneas al aire. Todo ello se miraba como progreso y desarrollo. Hoy el mundo es una irreversible y mortal hoguera. ¿Qué hacer para reparar los daños del invierno?
Pero volvamos a lo que dice el ilustre arquitecto Díaz Ardila en El Frente. Los que se oponen a la explotación del Páramo de Santurban a cielo abierto, son los mismos que se opusieron a la Represa de Hidrosogamoso, dice él. Es verdad somos los mismos, los que preferimos el agua y el aire puros, el paisaje, el desarrollo sostenible sin agredir la naturaleza ni la madre tierra. El tema de Hidrosogamoso lo entiendo. Su magnitud, la angustiosa necesidad de energía, 800 Megavatios no son una bicoca. Su dimensión aplasta cualquier argumento en contra por sabio y lógico que este sea. Insectos quienes nos atrevimos a decir algo en su contra. Este proyecto ojalá prospere sin causar mayores daños. La dinamita y las excavaciones le han mordido la cola a La Leona, la gran falla geológica que arruinó a tantos contratistas de obras civiles. Hoy se arruinó la vía a Barrancabermeja, y falta más.
Entonces, ¿quién puede decir que las aguas y las tierras contaminadas con cianuro y mercurio en el Páramo de Santurban, a pesar de afinada tecnología, por fallas humanas o fuerza mayor, terremotos, o borrascas, no lleguen a nuestros acueductos? Después se irán, la mina es finita no es eterna. ¿Quién tapará el inmenso hueco que dejarán cuatro mil millones de toneladas de tierra? ¿Quién quedará a cargo y control de las aguas y residuos impregnados de cianuro cuando la empresa se vaya con su oro? Algo más me inquieta. La Greystar actúa con una máscara en su verdadero rostro. La Greystar es una Sociedad Limitada, figura jurídica creada en derecho comercial para capitales de familia, de manejo sin control por la supersociedades, fácil de disolver. Suena a despedida de corrido ranchero. “Ahí te dejo el niño, amor de mis amores…” Mi apreciado Antonio José Díaz, le pregunto ¿No es preferible para la región un desarrollo sostenible, ecoturismo, visitantes de todo el mundo ávidos de escapar de la ciudad contaminada y aturdida?
Publicada por SERGIO RANGEL

Yo propongo

A propósito del boom que ha generado la película de Danny Boyle “Slumdog Millionaire”, que de contera ha estimulado al príncipe Carlos de Inglaterra construir una pequeña ciudad para 3.000 familias pobres de India, y estamos hablando de alojamiento social para quince mil personas, con todas las herramientas de un hábitat completamente ecológico, se nos ocurre proponerle a las mineras asentadas en La Guajira, de forma independiente o como añadidura dentro los planes de reconstrucción post invernales, solas, o en compañía de agencias estatales, construir una pequeña ciudad o aldea ecológica, alejada de los impactos invernales y, por supuesto, ajustada a las más rigurosas exigencias de planeación social y ecológica. Sería una buena oportunidad para resarcir y aportar en un tema clave del desarrollo de la región.

jueves, 6 de enero de 2011

La Alimentación en China (Documento de Naciones Unidas)

Misión en China: primeras observaciones y conclusiones
PEKÍN (23 de diciembre) – “China ha realizado un importante progreso social y económico en las últimas tres décadas y ha conseguido sacar a cientos de miles de personas de la pobreza; sin duda la seguridad alimentaria se ha beneficiado sensiblemente de este progreso generalizado. No obstante, la disminución de la tierra cultivable y la degradación masiva de los suelos amenazan la capacidad que tiene el país de mantener sus niveles actuales de producción agrícola", afirma Olivier De Schutter, quien finaliza su visita oficial a la República Popular de China hoy.

“En las últimas décadas, China ha sido capaz de alimentarse a sí misma y a una quinta parte de la población mundial. Sin embargo, la producción agrícola global de un país y la realización progresiva del derecho a la alimentación son dos cosas distintas. El derecho a la alimentación depende de si los ingresos de los que dispone una persona le permiten comprar alimentos. También supone que los sistemas alimentarios sean suficientemente sostenibles como para satisfacer las necesidades actuales sin que ello ponga en riesgo la capacidad del país de cubrir las necesidades futuras. "Dos condiciones claras que hoy por hoy plantean dos desafíos igualmente evidentes”, advierte el Sr. De Schutter.