miércoles, 2 de abril de 2025

Me vieron cara de pendejo..

Un avance de la Edición 66 de la Revista Pensamiento Caribe

Los autogoles del Presidente

Por Antagónico Franco

En pleno Consejo de Ministros televisado, el mandatario se fue de frente, lanza en ristre, contra algunos exfuncionarios que hicieron parte de su gabinete y habló sin tapujos de engaño y premeditación. Apenas comenzó la intervención del Ministro de Educación, sin ningún preámbulo, cuando se le ocurrió al primer mandatario que tenía que intervenir para confesar su metida de guayo, lo primero que hizo fue reconocer sus tres primeros pecados capitales, como fue dejarse meter el gol, que prefirió admitir que fue un autogol, de enchufar en su primer gabinete, en los puestos estratégicos de su gobierno, al Ministro Ocampo, a López Montaño y al Ministro Gaviria. Textualmente dijo, en modo desahogo y revelación, “me vieron cara de pendejo”, pero, seguramente, por respeto a la restricción del horario de televisión para menores, no dijo lo que él y los televidentes estábamos pensando que tenía en la puntica de la lengua y que seguramente quiso decir. Involucró en su perorata muy bien hilvanada a los actuales directivos del Banco de la República y muy especialmente, de manera reiterada y didáctica, el papel determinante y de conductor de esa patraña de la oposición, ejecutada desde la sombra, al ex presidente Iván Duque Márquez. Al ex mandatario lo asoció con la engañifa presupuestal de esconder mediante maniobras la bicoca de más treinta billones de pesos, platica que tuvo que asumir como deuda el actual gobierno del cambio. La grandeza del presidente Petro aumentó en la medida que los colombianos entendíamos la importancia de transparentar los Consejos de Ministros, pasándolos por la televisión oficial, haciendo públicas las sesiones y desentrañando los enredados secretos y pujas por el poder, incluyendo las trampas de un modelo de gobierno contra el otro.

La serie televisada que perfectamente podría llamarse Los Autogoles del Presidente, promete seguir destapando sorpresas para la audiencia nacional y muy especialmente en lo que viene en los esperados y emocionantes capítulos, relacionados con goles y autogoles en los diferentes espacios territoriales de la patria. Una de las más esperadas explicaciones del señor Presidente será la de cómo, por primera vez en La Guajira, por ejemplo, en pleno apogeo del histórico gobierno del cambio, los resultados electorales en las elecciones regionales fueron los peores, a tal extremo, que ha sido en este gobierno de transformaciones, cuando más se acomodó la derecha, cuando más se ha fortalecido. Los expertos en política no descartan que el Presidente Petro, en sublime y televisado acto de contrición y atrición, explique didácticamente a los colombianos, si es cierto o no, que esa embarrada electoral se explica de la misma manera, es decir, que fueron por traiciones y culpa de sus aliados ministros santistas, o fue su misma gente coaligada en el denominado pacto histórico, los que directa o indirectamente deben cargar con tremenda responsabilidad.

Recuerdo que, en las páginas de esta revista, mi compadre y vecino, Inocencio Irónico, le dijo al presidente Petro que la Ministra López, más conocida como la Chechi. en caso de que ella hubiese sido la responsable, no debió introducir al curubito del gobierno del cambio a don Pepe Lafaurie, mucho menos atornillarlo en la rectoría de los delicados temas de repartición de tierras y respecto a cumplir con el asunto esencial de Acuerdo de la Habana. Nuestro presidente no logró impedir ese gol de cabeza de parte de la derecha, sino que ocasionó un penalti que también fue un cipote gol por el costado derecho, pateado por el mismo personaje, haciéndose nombrar como el gran censor y filtro de la paz trazada con el ELN. Las boletas de entrada a las salas de cine, para escuchar y presenciar estas revelaciones presidenciales y otras que se esperan con bastante interés en la provincia colombiana, serán agotadas y se subirá el rating de la gran audiencia, lo mismo que el reconocimiento y el prestigio de los Consejos de Ministros televisados.

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