Araújo, sí es posible
Nunca antes, a menos de veinte meses de las próximas
elecciones, el país social, inclusive el país político que se supone enterado y
adiestrado en el análisis de la cosa electoral, estuvo tan repleto de
ingredientes caóticos como los que reinan hoy en la vida de los colombianos. Ni
siquiera los sabiondos de los medios tradicionales de comunicación atinan en el
análisis, por el dime que yo te diré existente en los partidos o porque no se atreven
a contradecir el poder determinador detrás de cada plataforma informativa. Por
el lado de los exponentes presidenciables de la derecha, o de los que se creen
serlo, además de la desacostumbrada desconexión con los centros de distribución
burocráticos, su natural hábitat, ahora están circunstanciados por la
complicada y negativa coyuntura que atraviesa su principal líder, el
expresidente Uribe, algo que alguna vez él vaticinó como la hecatombe política.
Sin contar con que las individualidades que fungen como precandidatos, unos más
populares que otros, ninguno tiene posibilidad de unificar las mayorías
suficientes para ganar en el 2026 la presidencia de la República. Por el lado
de los que aspiran a arroparse en la prolongación del proyecto encarnado por el
hoy Presidente Petro, llámense como se llamen, Pacto Histórico, simples petristas,
Unitarios, Progresistas, etcétera, la situación luce peor, porque, Independiente
de los destrozos electorales y personales exhibidos en el televisado Consejo de
Ministros de un martes cualquiera, la integralidad de la izquierda colombiana
está estragada por los normales trámites de la edificación del cambio
transformador anunciado por el presidente Petro y por cualquier cantidad de
otras razones que no son del caso examinar ahora. Un poco parecido a lo que
ocurre en la derecha, acá en este lado, la situación tiene sus propios matices
y connotaciones. La lista de herederos del solio de Petro tiene exponentes muy
buenos, aunque visiblemente inexpertos en el conocimiento del funcionamiento
del Estado y distantes del pueblo de carne y hueso residenciado en la periferia
de las ciudades y del resto del país nacional. Pongamos un solo ejemplo: la
exministra Susana Muhamad, que salió bien librada como Ministra del Ambiente, y
por esa razón estaría totalmente legitimada como una buena opción para jugarla
como candidata presidencial, intelectualmente inobjetable, absolutamente
decente, en el terreno de las realidades sociales del pueblo colombiano, en los
estadios llenos de la realpolitik, resultaría siendo una
ilustre desconocida, incluso, podría ser descalificada como gobernante
inapropiada para lidiar con las abusivas posturas de los tigres del abusivo
parlamento colombiano.
En cambio, Jaime Araújo Rentería, la opción de los colombianos
indignados, y esto no es un slogan de campaña, que propugna con legitimidad
por la búsqueda de una nueva democracia, que tampoco es un lema publicitario de su
trasegar político, conserva la posibilidad de ser respetado por los
mayoritarios sectores del progresismo, porque él los ha respetado, incluso,
protegido, también por importantes sectores del centro y de la derecha porque
él no los ha denostado para encaramarse en las cimas de la rama judicial y de
la política alternativa, en donde ha llegado y se ha mantenido sin mácula de
ninguna naturaleza. Haber sido presidente de la Corte Constitucional, no solo ha
sido su palmarés más importante, sino haber sido un magnífico presidente de la
Corte Constitucional, que no es lo mismo, al lado de otros igualmente
prestigiosos como Carlos Gaviria, para mencionar a unos de los más trascendentes
jueces que sin meterse en los espacios de la truculenta politiquería, sus
memorables sentencias y su proverbial independencia de los poderes constituidos
ha traspasado los linderos de los líderes comunes y corrientes. La gente de la
calle, los académicos, los opinadores independientes, coinciden en que Jaime
Araújo Rentería podría asegurar que lo bueno que haga este gobierno del
presidente Petro pueda sin ningún temor consolidarse, lo mismo que rectificar
en donde haya que rectificar, máxime si se tratare de enderezar y garantizar asuntos
del respeto efectivo de los derechos humanos en donde Araújo Rentería ha sido
reconocido como brillante defensor. Sin ningún temor, nuestra invitación es que
hagamos el ejercicio de considerar que con Araújo es posible continuar en lo
que sea necesario continuar, transformar en donde sea rigurosamente necesario
transformar y edificar las bases que sean indispensables para perdurar con los
beneficios de una nueva democracia para todos los colombianos.
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