Por Armando Pérez Araújo
Evidentemente,
la lista abierta de cien hombres y mujeres libres y elegibles que propone Jaime
Araújo Rentería para configurar una propuesta amplia y popular al
Senado de la República, no sólo constituye una buena fórmula para acceder de la
manera más democrática posible, según la anacrónica normatividad disponible, al
primer cargo de la nación, sino la más recomendada para llegar sin ataduras
incómodas, ni amarres indecentes a la tradicional política colombiana. Analistas
serios coinciden en que esa lista, apellidada como la de la Causa
Colombia, además de resolver con creces las dificultades del antipático
umbral previsto en la ley, propende por una vía independiente y expedita para alcanzar
los matices de una nueva democracia. La configuración de dicha lista de cien
hombres y mujeres libres y elegibles al senado, hará parte de la adopción de un
mecanismo democrático de postulación transparente y popular que, como lo plantea
el mismo Araújo Rentería, conllevará a la realización de una gran propuesta
nacional de cambios y transformaciones dentro de los pesos y contrapesos de
nuestra próxima democracia. Allí estarán hombres y mujeres representativos de
una gran lucha nacional por el acceso efectivo a los derechos, también los
representantes de los jóvenes progresistas de la nación, de los trabajadores
demócratas, de los intereses de los pensionados, de las víctimas, de los genuinos
líderes de la causa indígena y afrodescendiente, de los empresarios demócratas,
de los exponentes legítimos de cada región colombiana, en fin, una gran lista
abierta, en la que todos quisiéramos estar, que debería ser el producto de una
selección democrática de los mejores cien colombianos con opción de
elegibilidad. En la susodicha lista no podrán estar, ni siquiera asomados por
la ventana de la politiquería, los habituales y poderosos contratistas del
estado, de manera directa o por interpuesta persona, tampoco los conspicuos
exponentes de la corrupción alojados en los viejos partidos, ni de manera
directa ni por interpuesta persona, tampoco los agentes o patrocinadores del
latifundismo colombiano, muchísimo menos quienes añoran la posibilidad de que
se traben las posibilidades de la paz y que retornen los ventarrones de la
guerra entre los colombianos.
En esa
lista, en la que yo quisiera estar, no sólo estarían los votos sumados de cada
uno de los candidatos, individualmente considerados, sino los que le
pertenecerían a la lista como pretensión colectiva de gran calado transformador
y como censura colectiva a las otras listas de mala calaña, especialmente a las
tristemente famosas listas cerradas.
Me.invade la ansiedad por conocer la lista. Tal como lo veo Causa Colombia se vislumbra como el cambio verdadero de la política nacional que este país clama desde décadas atrás
ResponderEliminar