viernes, 28 de marzo de 2025

CANDIDATO PRESIDENCIAL ARAÚJO RECOMIENDA RÉGIMEN PARLAMENTARIO

 Por Jaime Araújo Rentería

CHOQUE ENTRE PRESIDENTE Y CONGRESO SUSCITA RECOMENDACIÓN DE UN RÉGIMEN PARLAMENTARIO POR PARTE DE JAIME ARAÚJO RENTERÍA. ESTO ESCRIBIÓ EL CANDIDATO PRESIDENCIAL DE CAUSA COLOMBIA AL RESPECTO:

A raíz del choque entre el presidente de la república y el congreso, sería importante debatir el cambio de la forma de gobierno en Colombia y pasar del Gobierno presidencial al parlamentario. dejando de lado algunas características importantes de los regímenes políticos debemos concentrarnos en las relaciones entre la rama legislativa del poder público y la rama ejecutiva del mismo. En el régimen presidencial el Ejecutivo tiene un solo órgano y esto es lo que explica que el presidente sea jefe de estado y jefe de gobierno al mismo tiempo; en cambio, en el régimen parlamentario el Ejecutivo está integrado por dos órganos de manera que uno es jefe de estado y otro es el jefe de gobierno y esto es lo que explica que en España el rey sea jefe de estado y el señor Pedro Sánchez el jefe de gobierno. 

 

Dónde existen regímenes presidenciales o formas de gobierno presidencial como en Colombia son inevitables los choques entre el gobierno y el congreso ya que ambos derivan su poder de la misma fuente; pues el congreso es elegido directamente por el pueblo y el presidente también es elegido popularmente, lo que hace que en el congreso, probablemente, exista una mayoría distinta a la del presidente de la república o dicho de otra manera, que el presidente no tenga la mayoría en el congreso y en consecuencia no pueda aprobar las leyes que él considera, plasman su concepción de estado o los objetivos de su gobierno y normalmente las soluciones propuestas son todas inconstitucionales o que el presidente cierre el congreso lo que está prohibido y constituye un acto dictatorial o que el congreso le dé un golpe de estado al presidente y no lo deje terminar su periodo constitucional, como sucedió en Perú. La tercera solución- que es la más frecuente- en estos regímenes presidenciales es que el presidente comience a comprar congresistas para lograr una mayoría, lo que debilita al congreso y al control político que éste debe hacer del gobierno.

Si nosotros cambiáramos la forma de gobierno presidencial por la forma parlamentaria no se presentarían estos choques ya que el jefe de gobierno no se elige popularmente como sucede en el caso del presidente de la república, sino que este jefe de gobierno es el jefe del partido o de la coalición de partidos que tienen la mayoría en el órgano legislativo y esto sin duda da una gran gobernabilidad al ejecutivo, ya que el jefe de gobierno cuenta con las mayorías en el órgano legislativo, en el parlamento y esto le garantiza que sus propuestas de gobierno van a ser aprobadas por el órgano legislativo y de esta manera se evita ese choque de trenes entre legislativo y ejecutivo. Mientras el gobierno cuente con la confianza del parlamento podrá gobernar sin choques y esta confianza sólo se rompe con el voto de censura; que tenemos mal diseñada en Colombia, pues solo se aplica a los ministros.

Controles INTERORGANOS

Existiendo en el estado moderno cuatro detentadores del poder político, pueblo (electorado), legislativo, gobierno y tribunales, los controles interórgano son también de cuatro clases: a) Del legislativo sobre el gobierno; b) Del gobierno sobre el legislativo; c) De los tribunales sobre el legislativo y el gobierno y d) del electorado sobre los otros tres órganos de poder.

a) Control del legislativo sobre el gobierno

Se pueden distinguir tres esferas de control del legislativo sobre el ejecutivo

como son:

1) Nombramiento de los titulares de los órganos gubernamentales

En los regímenes parlamentarios, donde el jefe de estado no es escogido popularmente o por vía hereditaria, lo elige el parlamento; elige también al jefe de gobierno (primer ministro), por medio de la elección directa o confirma (mediante un voto de confianza) la designación hecha por el jefe de estado del jefe de gobierno.

2) El control político sobre la manera como ejerce el gobierno sus Funciones.

Dentro de los modos de ejercer este control encontramos: los debates parlamentarios; las comisiones de investigación; la aprobación de tratados internacionales; la aprobación anual del presupuesto o de los presupuestos adicionales. La forma más importante de control político es el voto de censura contra el gobierno o uno de sus ministros o la no concesión del voto de confianza solicitado por el gobierno para un asunto considerado vital por el mismo.

Es importante distinguir el verdadero control político del control jurídico. Este último se presenta, cuando el parlamento inquiere al gobierno por la violación de normas jurídicas, de cualquier naturaleza, constitucional, legal o reglamentaria; en cambio el verdadero control político se presenta cuando sin existir violación de normas, sin embargo el órgano legislativo no está de acuerdo con las políticas públicas del gobierno (con su política económica, con su política laboral, agraria, de salud, educación, etcétera).

3) La destitución del jefe de estado o presidente (impeachment)

Cuando el jefe de estado o el presidente sobrepasan sus competencias constitucionales o cometen delitos, es posible iniciar una acusación contra ellos, que ordinariamente será formulada por la cámara baja del parlamento y el juzgamiento lo hace la cámara alta.

b) Control del gobierno sobre el legislativo

El gobierno puede ejercer control sobre el órgano legislativo por medio de los siguientes instrumentos: La iniciativa legislativo que tiene el gobierno por medio de sus ministros, en muchas partes la iniciativa en materias que implican gasto público está reservada al gobierno; la posibilidad que tiene el gobierno de intervenir en el orden del día de las sesiones parlamentarias y de enviar mensajes de urgencia que obligan al parlamento a ocuparse con preferencia de los asuntos que interesan al gobierno.

El gobierno puede influenciar el proceso legislativo aun después de hecha la ley mediante la institución del veto de la ley (por razones de conveniencia o de inconstitucionalidad); puede así mismo, ejercer funciones legislativas por derecho propio (estado de sitio, de asedio, de emergencia, etc.) o en virtud de delegación que le haya hecho el órgano legislativo (facultades extraordinarias).

El gobierno, también, influye en la legislación por medio de la potestad reglamentaria que le permite emitir reglamentos de ejecución de la ley.

La forma más radical de control del gobierno sobre el parlamento es la que se da en los regímenes parlamentarios con la disolución anticipada del parlamento, bien de la cámara baja o de ambas cámaras, por parte del gobierno, que obliga a consultar al electorado.

Control del electorado sobre los tres órganos del poder

El pueblo organizado políticamente puede ejercer un gran control sobre los tres detentadores del poder, adquiriendo la categoría de supremo detentador del poder político. Con el advenimiento de la democracia, la integración de los órganos del poder se hace normalmente por elección, directamente por el pueblo o por los órganos elegidos popularmente (indirectamente por el pueblo).

Cuando existen conflictos entre órganos de poder, por ejemplo entre el gobierno y el parlamento (en el régimen parlamentario), el gran árbitro, producida la disolución del parlamento es el pueblo elector.

El pueblo participa, así mismo en las funciones primordiales del estado como son la función constituyente, la función legislativa (iniciativa popular legislativa y referéndum) y en las decisiones sobre la forma de estado o algunos de los elementos del estado (plebiscitos sobre monarquía o república o el plebiscito territorial).

Es hora de debatir si pasamos del gobierno presidencial al parlamentario si queremos evitar el choque de trenes.

lunes, 24 de marzo de 2025

Mi viaje al Amazonas

 

EL INDIO BENJUMEA

Por Jaime Araújo Rentería

En mi recorrido por el Amazonas, muy cerca de Leticia, encontré en lo que se conoce como kilómetro 21 un refugio maravillosamente ecológico en donde habita Orlando Benjumea, popularmente conocido y reconocido como El Indio Benjumea. El sitio es una especie de templo de la ecología social aplicada en el que habitan armoniosamente en paz El Indio, sus dos o tres trabajadores y una impresionante cantidad de peces ornamentales que conviven tranquila y extrañamente con unos gigantes pirarucús. Realmente, la sensación que uno experimenta como visitante es que el lugar funciona como una especie de templo del pirarucú en el que regenta con autoridad y sabiduría el locuaz Indio Benjumea y como el gran pastor del hermoso altar del agua en el reinado de la vida. También hay que reconocer y destacar que el personaje de esta crónica es un intelectual activo y militante de la biodiversidad que carga con orgullo y de manera permanente el título de sentirse indio. Escuchar las explicaciones de su esplendorosa obra de ingeniería hidráulica manual en un área de cinco hectáreas a punta de pala y barretón, constituye un ejercicio de la pedagogía de la sencillez humana. En una de las paredes de ese santuario de la ecología observamos que luce colgado con la mayor naturalidad un reconocimiento de las autoridades de la COP 16 a su obra, un importante documento que no es otra cosa que un diploma a su tenacidad en asuntos de la biodiversidad. Su característica carcajada resuena más en las orillas de la selva amazónica cuando tiene que aceptar con la mayor humildad que cuando literalmente se secó el rio amazonas, delegaciones de expertos colombianos y extranjeros llegaron a comprobar que los niveles del agua se habían mantenido en su predio por encima de los niveles del río y de los otros lugares del contorno. Cuando pensé que ya lo había visto todo, descubrí un discreto letrero que decía:

“Soy maravillosamente imperfecto, escandalosamente feliz: Indio”

domingo, 16 de marzo de 2025

RECORDANDO AL PAPA FRANCISCO

 Por Armando Pérez Araújo



 MONSEÑOR CEBALLOS, “NINGUNA PLAGA ES INCURABLE…”

…La anterior frase fue pronunciada por el papa a su llegada al país, ante todos los obispos colombianos en su discurso de 07-09-2017. La expresión de nuestro gran papa, es decir, entendida en el contexto de su locución inaugural, pertinente y completa, que justifica el título de esta columna, fue edificada de la siguiente manera: … Vengo para anunciar a Cristo y para cumplir en su nombre un itinerario de paz y reconciliación. ¡Cristo es nuestra paz! ¡Él nos ha reconciliado con Dios y entre nosotros! “Por esto, como peregrino, me dirijo a su Iglesia. De ustedes soy hermano, deseoso de compartir a Cristo Resucitado para quien ningún muro es perenne, ningún miedo es indestructible, ninguna plaga es incurable”. Significa, que el perentorio llamado del Santo Papa, que fue una especie de advertencia desde aquél entonces a los obispos de Colombia, y el nuestro, el de La Guajira no podría ser la excepción, ya que su manifestación fue sin duda refiriéndose a la doctrina del mismísimo Cristo, resaltando que su intención, no era acuñar una afortunada frase suya y volverla viral, como se dice ahora, sino abundar en recursos del más alto calado social de la iglesia católica, para que fuese inolvidable y ojalá recurrente y tenida en cuenta en todos los rincones del país. Por esa razón, las vigorosas y valientes manifestaciones del otro Francisco, el nuestro, el obispo Francisco Ceballos, expresadas en el sentido lenguaje, con profundo y transparente comunicado público, ampliamente difundido, hace apenas un par de semanas, nos merecen la mayor credibilidad, el total respeto y absoluto acatamiento. Lo anterior lo expreso con la mayor humildad, pero con la autoridad que me nace de la imborrable circunstancia de haberme formado en una familia católica y de haber sido profundamente crítico y contradictor de las enseñanzas y prácticas de otros obispos y sacerdotes que, en La Guajira indígena y afrodescendiente, se pusieron del lado de los intereses oscuros de la minería abusiva y en contra de los humildes habitantes de este departamento. Volviendo al tema de esta columna y recordemos que, en esa misma ocasión, en el mismo discurso, el Santo Papa también les dijo a los obispos de Colombia lo siguiente: Los invito a no tener miedo de tocar la carne herida de la propia historia y de la historia de su gente. Háganlo con humildad, sin la vana pretensión de protagonismo, y con el corazón indiviso, libre de compromisos o servilismos. Sólo Dios es Señor y a ninguna otra causa se debe someter nuestra alma de pastores”. Colombia tiene necesidad de su mirada propia de obispos, para sostenerla en el coraje del primer paso hacia la paz definitiva, la reconciliación, hacia la abdicación de la violencia como método, la superación de las desigualdades que son la raíz de tantos sufrimientos, la renuncia al camino fácil, pero sin salida de la corrupción, la paciente y perseverante consolidación de la “res publica” que requiere la superación de la miseria y de la desigualdad.”

LOS SARMIENTOS

Adicionalmente, el Santo Padre Francisco, se refirió en aquél entonces a los sarmientos, exhortando el auto reconocimiento como pámpanos, vástagos, greñas, rastros, de ninguna manera aludiendo con esos términos a los poderosos Sarmientos que ahora recorren La Guajira, derramando bendiciones económicas de la mano de otros poderosos de turno. Cedo de nuevo la palabra al papa Francisco:

“Dios nos precede, somos sarmientos y no la vid. Por tanto, no enmudezcan la voz de Aquel que los ha llamado ni se ilusionen en que sea la suma de sus pobres virtudes o los halagos de los poderosos de turno quienes aseguran el resultado de la misión que les ha confiado Dios. Al contrario, mendiguen en la oración cuando no puedan dar ni darse, para que tengan algo que ofrecer a aquellos que se acercan constantemente a sus corazones de pastores. La oración en la vida del obispo es la savia vital que pasa por la vid, sin la cual el sarmiento se marchita volviéndose infecundo. Por tanto, luchen con Dios, y más todavía en la noche de su ausencia, hasta que Él no los bendiga (cf. Gn 32,25-27). Las heridas de esa cotidiana y prioritaria batalla en la oración serán fuente de curación para ustedes; serán heridos por Dios para hacerse capaces de curar”.

 

 

 

miércoles, 5 de marzo de 2025

No me arrepiento de haber votado por Gustavo Petro para Presidente...

 Por Armando Pérez Araújo

…tampoco significa que esté feliz de la vida por tantas cosas que han pasado y por tanto tiempo desaprovechado en este cuarto de hora cargado de esperanzas, que poco a poco se han desvanecido con el inexorable paso del tiempo. El presidente Petro nos ha demostrado que le caben los grandes problemas de la patria en la cabeza, incluso, los enormes y profundos asuntos de las tremendas discusiones globales donde ha sobresalido con brillantez, balance que nos enorgullece como compatriotas suyos. Igualmente, el señor Presidente, a pesar de la agreste y desbordada oposición, hay que reconocer que lucha incesantemente para defender las transformaciones que requiere el país, muchas de ellas elaboradamente saboteadas por el poder constituido y consolidado durante muchos años, y por la renovada y briosa corrupción galopante. Sin embargo, es bueno, justo y útil reconocer que, en algunos temas, por cierto no menores, el señor Presidente ha venido fallando, verbigracia, en los siguientes que me permitiré expresarlos con profundo respeto y en el orden estrictamente cronológico en que se fueron presentando: en primer lugar, no fue acertada la decisión de configurar la lista cerrada al Senado de la República de la manera como se hizo, porque para el caso de la representatividad de algunos lugares de la provincia colombiana, el ejemplo de la Guajira podría servir, indica  que el método de selección no fue el más apropiado o adecuado. Lo explico mejor: configurar correctamente una lista cerrada al Senado con los mejores del país, supone que muchos hombres y mujeres iguales y/o mejores queden excluidos por cuenta de la votación sacada por esa lista, máxime si el mecanismo de configuración de la lista acordada no constituye un ejemplo de democracia local digno de imitación y reconocimiento. Desde un principio hemos afirmado que no tenemos nada personal contra la distinguida senadora Peralta, aunque se le podría cuestionar por los argumentos y méritos que se tuvieron en cuenta, y no fue culpa de ella, para acceder al privilegiado sexto renglón en la lista cerrada del Pacto Histórico, por encima de Iván Cepeda, Piedad Córdoba, Pedro Flórez, aliado de Benedetti, Isabel Zuleta, líder de Ríos Vivos, Álex Flórez, protegido por el alcalde de Medellín Daniel Quintero, Clara López, Robert Daza, Yuly Esmeralda Hernández, aliada de Camilo Romero y el mismísimo y brillante Wilson Arias, que estuvo casi ahogado, al momento de la distribución de las curules de su organización política. En todo caso, al Señor Presidente o a su cercano sanedrín se le podrían achacar algunas responsabilidades relacionadas con estos temas inaugurales de su gobierno que, incluso, tuvieron mucho que ver con los desconcertantes resultados de los pasados comicios regionales. Sigamos. Pero, hablando con la gente de la calle, hemos descubierto que otros asuntos banales, como haberse sentado el presidente Petro con el expresidente Uribe, como un par de viejos camaradas en desarrollo de charlas seguramente bien intencionadas, y asuntos no muy banales, como haber escogido al doctor José Félix Lafaurie como su par más idóneo para la política de tierras y de la paz de los colombianos, eso sí ha deteriorado, según se dice, las potencialidades del éxito de nuestro presidente y sus programas de transformación. De otra parte, y cambiando de tema, yo me encuentro entre los colombianos que no censuran al presidente por haber publicitado el Consejo de Ministros, al contrario, estoy entre quienes lo felicita por ello, porque creo que hacer pública esas sesiones, debería ser una práctica que vale la pena hacerla obligatoria en aras de fortalecer un componente de nuestra democracia, como lo es la transparencia, salvo respecto a aquellos asuntos considerados reservados para la suerte de la nación. Además, porque de otra manera el pueblo colombiano y el mismísimo Presidente no habrían hallado maneras de entender la fragilidad política del gobierno, tampoco la dramática división que sufre el grupo ministerial que impediría que uno cualquiera de los ministros resulte con facilidad siendo la carta ganadora del gobierno en las elecciones del 2026. También me encuentro entre los colombianos que justifican el nombramiento del ex senador Benedetti como Ministro del Interior, aspecto sobre el cual la revista Pensamiento Caribe había vaticinado dicha designación de la siguiente forma: “La decisión de Gustavo Francisco de volver imprescindible a Armandito no debería convertirse en el objetivo del poder mediático para masacrar al controvertido exembajador de la FAO.  Masacrar al amigo del presidente para hacerle oposición al presidente no tiene por ningún lado la lógica y ética periodística que requiere este momento de transformaciones truncadas, al menos que se pretenda transitar por los caminos de la violencia política. Lo digo de otra manera, un poco más escatológica o excremental, como lo dijera un célebre padre de la patria: lo que podría ser el gran problema, es decir, que el presidente haya vuelto imprescindible a uno de los conductores de su campaña a la presidencia, no debería servirle a la oposición para confundir la mierda con la pomada.  Armandito, gústele o no a sus colegas periodistas o a sus colegas de la política colombiana, tiene sus atractivos en el mundo del espectáculo político, también en el mundo de los roles del poder, y no podría ser, Armandito, la excepción, para que este presidente lo tenga en cuenta y lo reclute, en momentos de sobrevinientes aprietos políticos, incluso, electorales, si es que le da la soberana gana, cuando así lo considere, y parece que así ha sido, porque es indiscutible que el lenguaraz político barranquillero puede ayudarle a remar en las hediondas aguas del congreso. Eso no tiene necesariamente que revolverse con los extemporáneos argumentos feministas relacionados con los mediáticos bochinches de Armandito con Laura o con Adelina. Tengo que reconocer que me parecieron correctos los ingredientes sumados a la discusión por el muchacho Juan David, Ministro de Cultura, a propósito del rifirrafe periodístico sostenido con los Danieles. Ahora bien, que quede claro que no estamos exonerando a Armandito de nada, porque no se trata de exculparlo de sus pretéritas cagadas, simplemente es que el país no debería seguir sometido a un régimen de opiniones que pretende abrirse paso en los caminos del poder, atropellando las lógicas de la democracia, sobre todo del sentido común. El muchacho Juan David, con el mayor desparpajo, admite estar complacido con la llegada de Armandito al tercer piso de la casa de Nariño, defendiendo su rol de experto y confiable aliado en la estrategia de lidiar los incendios derivados de los comprobados excesos de la mayoría de los congresistas de la oposición, incluso, de los otros. Ya le dije a mi compadre Inocencio que, si yo fuera Gustavo Francisco, nombraría ipso facto, de manera inmediata, a Armandito como Ministro del Interior pa ´que se acabe la vaina y definitivamente alejar el demonio del golpe blando. Sólo así se podrían desembarazar los caminos de la paz total y de las benditas reformas en los que amanecemos cualquier día embarcados y el siguiente sin saber si se caen las estanterías de los proyectos banderas del cambio.” ( el fragmento entrecomillado fue escrito por Antagónico Franco para la Revista Pensamiento Caribe)

 Finalmente, quisiera que el Presidente que ayudamos a elegir, doctor Gustavo Petro Urrego, tome la insólita pero democrática e histórica decisión de retirar el apoyo de su gobierno a lo que se dice que podría ser una candidatura patrocinada por su gobierno y ofrecerles a todos los aspirantes iguales y reales garantías. Desde CAUSACOLOMBIA hemos defendido la tesis del ex magistrado y Candidato Presidencial Jaime Araújo Rentería, en el sentido de que apoyaremos con patriótico entusiasmo las transformaciones exitosas gestionadas y defendidas por este gobierno, también que conservaremos la INDEPENDENCIA para disentir y rectificar en lo que fuese necesario enmendar.