domingo, 15 de octubre de 2017

Lástima



ELECCIONES Y CONGRESO
Por Armando Pérez Araújo
Nunca antes la proximidad de las elecciones nos había mostrado, como ahora, la necesidad de elegir un buen congreso. Tal vez han sido los actuales debates por la implementación de los Acuerdos, especialmente los atinentes a la JEP y a la Reforma Política, los que han contribuido a transparentar más los linderos de tantos intereses inmiscuidos y mezclados en una maniobra electoral como la que se avecina. Intereses mucho más degradados que los simplemente personales son lo que tienen atascada la implementación de la paz y la consolidación de una nueva democracia. Me explico: los ñoños, y todo lo que se pueda decir y demostrar de ellos, son un caso de simples e inofensivos angelitos de la neo politiquería, comparados con los atávicos tragaldabas que se han apropiado de gran parte de la totalidad del Estado. Repito, de la totalidad del Estado, es decir, de las diferentes ramas del poder público que históricamente han capturado para ellos y sus socios o aliados, incluyendo la burocracia del servicio exterior y sus influyentes consecuencias en la explotación y aprovechamiento de nuestros recursos naturales. Entonces, estamos obligados a colegir que lo que hoy tenemos como Congreso de la República no le sirve a Colombia, salvo varias decenas de unidades, Senadores y Representantes a la Cámara, que sí merecen el calificativo de honorables. Sería estúpido desconocer ambas realidades. Y sería peor alinearnos a favor de la tesis de que no hay nada que cambiar. Voy al grano: los precandidatos presidenciales Claudia López, Jorge Enrique Robledo y Sergio Fajardo anunciaron que conformarán unas listas de lujo para el Congreso de la República. Este planteo estratégico es totalmente demoledor, en caso de que se concrete, lástima que este abanico de presidenciales no pudiera ampliarse a otras personalidades de la misma estirpe y condición política. Lástima, insisto, porque ellos tres no alcanzarían para aplastar en una segunda vuelta a los enemigos de la nueva democracia. Lástima.