viernes, 4 de julio de 2025

Araújo, sí es presidenciable

 

Cuando me dicen que Araújo sí es presidenciable, o cuando me expresan, por ejemplo, que con Araújo sí es posible, así en tono afirmativo y certero, que son las frases que hemos escuchado frecuentemente de labios de colectivos colombianos de diferentes niveles y rincones de la sociedad nacional, inmediatamente entendemos que se están refiriendo a la coherencia, solidez y preparación académica del precandidato, yo prefiero decir candidato, Jaime Araújo Rentería, incluso, a su potencialidad política y arraigo popular de sus trascendentales tesis sobre el funcionamiento constitucional del Estado, así no aparezcan las evidencias estadísticas en algunos ejercicios de las empresas encuestadoras. Lo que ocurre, en todo caso, en cada escenario intelectual, académico, indígena, de gremios de trabajadores o pensionados, de comunidades afrocolombianas, de víctimas, de empresarios, en espacios de jóvenes y mujeres, con la viabilidad presidencial del ex magistrado de la Corte Constitucional, es un poco parecido al explícito sentimiento seudo religioso denominado Vox populi, vox Dei, claro, obviamente moderado y regulado, en cierta forma guiado por la razón, como recientemente fue introducido y explicado por el propio candidato presidencial a propósito de una tesis suya, cuando hablaba del temor que las izquierdas y derechas, insensatas, le guardan al fantasma que ven en el poderío político de la palabra pueblo. No hay duda, pues, que Araújo es presidenciable. Aunque nuestra intención no pretende descalificar a nadie, es inevitable que algunos se sientan aludidos y aludidas.

En todo caso, el planteo nuestro, hasta aquí, quiero que nos sirva para denotar que una de las fortalezas del ex presidente de la Corte Constitucional, a la par de sus ejecutorias jurisprudenciales y a lo bien fundamentado de su discurso académico en los diferentes estadios de la sociedad colombiana, es que ello es totalmente distinto de lo que ocurre con los dimes y diretes del ochenta por ciento de los precandidatos zambullidos en los albañales de la corrupción, de traiciones, conspiraciones, grabaciones, juicios, videos, degradación del vocabulario institucional.  Araújo, está en lo que está, en lo que siempre ha estado, por ejemplo, defendiendo el grueso asunto de los derechos, del acceso de los derechos en temas como los de una reforma agraria, como tiene que hacerse y está consagrada en el Acuerdo de la Habana, asuntos como los de una profunda reforma política como los plantea en los escenarios de las universidades públicas y privadas, en los sindicatos, en fin, Araújo Rentería, aprovecha cualquier posibilidad para incidir positivamente a favor de una Asamblea Nacional Constituyente de carácter popular. Recientemente, conjuntamente con un grupo de ciudadanos, planteó la necesidad de consultarle al soberano la viabilidad constitucional y legal de la realización una Asamblea Nacional Constituyente con el visto bueno o beneplácito del pueblo colombiano, postura que le granjeó un inusitado apoyo y respetabilidad de los sectores académicos, salvo el desconcertante y lambón trino de un exministro de justicia del gobierno anterior, en el que dijo que esa solicitud del doctor Araújo Rentería era una especie de propuesta a un golpe de estado. Uno comprende que haya gente del común diciendo sandeces por las redes, incluso, gente que quieren posar de presidenciables pidiéndoles a los gringos intervención militar para sacar a Petro, lo que uno no comprende es cómo un bárbaro que sostiene eso que sostuvo el susodicho ex ministro, con el único prurito de atacar un mecanismo de participación democrática, haya podido acceder a tan importante dignidad, Ministro de Estado.