Por Armando Pérez Araújo
He escuchado al gobernador Jairo Aguilar expresarse de
tal forma desmedida contra el presidente legítimo de los venezolanos Nicolás
Maduro Moros y gran parte de sociedad del hermano país, que no nos deja otro
camino que desautorizarlo y proponer que más ciudadanos lo desautoricen. Lo grave
no es que incurra en elementales errores de un principiante de la ciencia política
como afirmar que el Departamento de Estado de los Estados Unidos es un
organismo internacional, tal vez, pretendiendo anticipadamente legitimar la obtusa obediencia a un gobierno arbitrario extranjero. Lo grave es que se apoye
en tremenda estupidez del gobernante gringo y sus secuaces para intentar
legitimar otras estupideces como las entronizadas hace pocos años por el tristemente
célebre presidente Duque con su también estúpida maniobra denominada cerco
diplomático, que terminó en un casi inevitable cerco militar, con la
que pretendía alcahuetear los apetitos terrófagos expansivos del mismo
gobernante atrabiliario gringo de hoy, el señor Trump.
El doctor Aguilar, perfectamente podría estar en
desacuerdo con las iniciativas del presidente Petro y Maduro, pero debe
recordar que él es el gobernador del departamento de La Guajira y que sus
competencias no le permiten ni aconsejan abrirle un nuevo hueco a la diplomacia
de los dos países hermanos. Su deber constitucional y de hombre de frontera es la mesura y
entender, con la grandeza que debe tener un servidor público con talante
patriótico responsable, que no le queda bien enfrentarse groseramente a las
exclusivas atribuciones del presidente colombiano de dirigir la política
internacional, mucho menos si los cuatro dedos de frente de cualquier analista
de la política norteamericana indican que lo que se traen entre manos Donald
Trump ,Marco Rubio y demás cómplices, no es nada diferente que inducir una guerra entre
nosotros, Colombia y Venezuela, para ellos atrapar las grandes posibilidades de
nuestros recursos.
Usted, señor gobernador, quiero creer que sin proponérselo
y sin premeditación alguna, está exponiendo la seguridad de la guajira
indígena, algo peor que lo que hizo el presidente Duque en el pasado, la vida
de muchas personas, cuando azuza a los gringos para que lleguen a apagar un
incendio y quedarse, incendio que no existe en la frontera hermana, diferente al
que los presidentes de ambos países hermanos han identificado como una causa
común y bolivariana, que es acabar unidos con el poder multinacional del
narcotráfico.
Señor gobernador Aguilar, échele por favor un repaso al
Preámbulo de la Constitución colombiana y le recomiendo que se concentre en el
acápite donde dice que una de nuestras obligaciones, diríamos la más importante
suya en esta circunstancia, es “fortalecer la unidad de la Nación y asegurar
a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la
igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico,
democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social
justo, y comprometido a impulsar la integración de la comunidad latinoamericana..”