Por: Armando Pérez Araújo
No es posible que nos crucemos de brazos ante el
asqueroso espectáculo del gringocubano Marco Rubio, cuando diariamente amenaza
y ataca con desparpajo y sin pudor político a nuestros hermanos vecinos y a
nosotros los desprotegidos colombianos habitantes de frontera. Lo grave no es que simplemente hable mierda,
y trapee el piso con un jefe de estado, de más jerarquía que él, como ocurre
con el presidente Maduro, que es lo que habitualmente hace usando los medios de
comunicación del imperio, sino que el bellaco ordene disparar misiles contra
gente inocente latinoamericana para comprobar su poderío de hombre de estado y
su vocación de matón eficiente. Es muy posible que cada vez que lanza sus gargajos
contra la estabilidad democrática de sus medios hermanos latinoamericanos, lo
haga para satisfacer la vanidad imperialista y terrófaga del bárbaro Trump, lo
cual sería una primera hipótesis, la otra, la más creíble aún, es que el
susodicho personajillo se desempeñe como un obediente actor de reparto de
quienes desesperados buscan las millonarias reservas petroleras de los
venezolanos, para repartírselas. En todo caso, lo que más indigna es la
tolerancia y estulticia de la dirigencia regional, me refiero a la del costado
colombiano, a nuestros dirigentes y gobernantes locales, algunos patrocinando con
su silencio cómplice la descomunal maldad del grosero exponente de la peor codicia
imperialista, otros alineándose a favor de la estupidez del genocida de marras
y sus adláteres. Toca advertir que el presidente Petro sí ha sacado la cara por
Colombia, a la altura de sus responsabilidades y de la difícil circunstancia
internacional, él ha estado erguido y valiente en la defensa de la soberanía
latinoamericana.
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