miércoles, 5 de febrero de 2020

ROBLEDO Y FAJARDO


ROBLEDO Y FAJARDO       
Por: Armando Pérez Araújo
Tengo la necesidad de comenzar a opinar públicamente sobre éste curioso tema electoral, más allá de las simpatías que generen ambas opciones presidenciales. Digo que curioso tema, porque sorprende en demasía que de la misma camada política de uno y otro actor alternativo, la llamada Coalición Colombia, COCO, salgan a la palestra de las candidaturas presidenciales, casi simultáneamente, dos de sus mejores exponentes para medir la popularidad individual de cada uno de ellos y el respaldo popular de sus respectivos bienquerientes a sus tesis, programas y posibilidades en los amplios y diversos terrenos de los complicados espacios del mapa político del país. Además, porque en nuestro caso nos resulta interesante, oportuno y coyuntural poder comprobar la viabilidad de medirle el aceite a todo lo que hemos venido defendiendo y divulgando, respecto a que lo que hay que hacer primero en La Guajira es ampliar las garantías de la fruncida democracia que tenemos. Lo explico de la siguiente manera: acá hemos venido predicando la incontrovertible tesis de que en primer lugar, y si es que es verdad que queremos ser consecuentes con los agónicos estertores del corazón político de La Guajira, resulta inaplazable y prioritario modificar y corregir la estructura del poder político, empezando por equilibrar la desnivelada proporcionalidad que tenemos en el Congreso de la República, donde no hay ninguna garantía de acceso, ni cabida para la alternatividad. Aquí se nos hace indispensable advertir y enfatizar en que no se trata de una simple cuestión partidista, a favor, o en contra de alguna colectividad o secta política, facción, estructura o empresa política familiar, tampoco de animadversión en contra de algún Senador de la República o de Representante a la Cámara, porque la finalidad es, simplemente, poder elegir desde ahora en adelante, por lo menos un Senador de la República y un Representante a la Cámara alternativos, con asiento, origen y principal respaldo electoral en La Guajira, escogidos mediante claras y adecuadas reglas democráticas, sin injerencia o interferencia política o financiera de ninguna casa o estructura política tradicional, local, regional o nacional, y absolutamente comprometidos con una precisa agenda política de transformación del rumbo de este departamento.
El experimento o ensayo que deseo proponer a los líderes y dirigentes políticos y sociales del departamento, parafraseando al Senador Jorge Enrique Robledo Castillo, a la manera de un GRAN PACTO ALTERNATIVO POR LA GUAJIRA, es el siguiente: que JORGE ENRIQUE ROBLEDO, SERGIO FAJARDO VALDERRAMA y LOS DEMÁS CANDIDATOS PRESIDENCIALES ALTERNATIVOS QUE SALGAN MÁS ADELANTE A LA PALESTRA DE LAS CANDIDATURAS PRESIDENCIALES, insisto, todos, en su momento sean invitados a La Guajira por quienes compartamos esta sana iniciativa, y bajo el rigor de claras reglas comunes, para que expongan y difundan sus ideas políticas y propuestas, en los auditorios y espacios que se seleccionen para esos efectos. Este ejercicio estratégico, de aparente mecánica política y de cálculo electoral, además, supone que constituye un fundamental salto para sacar adelante las causas relativas a combatir la crisis generada por la corrupción y la exclusión. Exhorto a todas las fuerzas o expresiones de la política, a los movimientos y organizaciones, líderes indígenas y afrodescendientes, a comenzar a debatir en sus ámbitos esta propuesta.
De lo que se trata ahora, le explicaba en una reunión a uno de mis amigos, es de salvarle el pellejo a La Guajira y de no permitir, entiéndase bien, no permitir que so pretexto de defender causas, caudillos, o posiciones banderizas nacionales, permitamos que en nuestras barbas se desterritorialice a La Guajira y que la peste de la corrupción se trague las posibilidades de enderezar el rumbo de esta hermosa y rica región del país. Creo que aquí hay capital humano suficiente para sacar adelante esta iniciativa, aunque, desde ya, podemos adivinar que no será fácil la tarea, dada la irrazonable tendencia de no pocos personajes de blandir la espada de la división, en vez de enarbolar las banderas del bien común y la justicia de la gente de este departamento. Los presidenciables alternativos que deseen poner a consideración sus tesis y sus programas en los espacios de La Guajira tendrán que informar que aceptan públicamente el reto de contribuir con este experimento democrático de respeto y unidad local o, contrario sensu, que se mantienen en la ruta de ejercer a su manera el derecho a participar.

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