lunes, 4 de febrero de 2013

¿ HUELGA EN CERREJÓN?


Por Armando Pérez Araújo:
Históricamente las huelgas, salvo pocas excepciones, han servido para presionar progresivos avances en materia de garantías laborales para los trabajadores. El pulso que en estos días inclinó el músculo de la voluntad colectiva de los trabajadores a favor de la decisión del decreto de la huelga, contrariamente a lo que se pueda pensar, no fue decidido para rechazar la vía del diálogo con la empresa. La impresión que se tiene, que tenemos, es que se abrió camino en el seno del colectivo de los trabajadores la tesis de jugar a ganar políticamente. A ganar en las urnas, en este caso, con la bandera de la huelga. La pregunta que salta a primera vista es si es políticamente rentable cargar con las complejas consecuencias de una huelga, de las caracteristicas sociales y económicas, de una huelga en Cerrejón, es decir, si se puede resultar siendo gananciosos, desde el punto de vista político, la comunidad de trabajadores, los líderes sindicales, líderes sociales y líderes políticos embarcados en tamaña aventura. Y aquí estamos pensando en si el juicio que seguramente hará la sociedad departamental y nacional premiará, políticamente, cipote berenjenal económico que se generará, principalmente en La Guajira.
Respetuosamente, muy respetuosamente, compañeros trabajadores, compañeros líderes sindicales, compañeros líderes sociales y compañeros líderes políticos, piensen bien en este próximo paso. No descarten la alternativa del diálogo. Exploren diferentes formas de diálogo. Háganse acompañar de garantes y aliados eficaces, como serían los gobernantes locales, involucrados en este eventual drama de una huelga de estas proporciones. Tampoco renuncien, no se trata de eso y que quede muy claro, a los justos anhelos de conquistar mejores y permanentes garantías laborales.
No me puedo imaginar un cese prolongado de empresas, contratistas y subcontratistas. Tampoco alcanzo a suponer cómo sería el quiebre institucional de la gobernación y las alcaldías si de un cipotazo se fracturan los ingresos y demás beneficios provenientes de la actividad minera.
Habrá quienes por miedo a la censura no les digan las cosas con la total claridad y quienes por instinto gregario se sumen a la corriente que mayoritariamente ganó en las urnas con la bandera de la huelga. Yo prefiero la antipática vía de la comedida advertencia en momentos en que podría resultar más popular la arenga y el explosivo discurso del choque.

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