Apuntes para un debate:
1- Debemos distinguir entre la cuestión
coyuntural del fenómeno mediático de la prensa, sumada la reacción
explosiva de las redes sociales y el asunto eminentemente estructural de
la profunda marginalidad, pobreza y hambre de La Guajira. Permítaseme
hablar sólo de La Guajira Wayuu, que es donde hoy está encuadrado el
debate nacional.
2- Dentro del nivel NO estructural podríamos
incluir la que hemos denominado corrupción contemporánea, es decir, todo
lo que se ha dicho que ocurre en el ICBF, el inservible Sistema de
Salud Pública, la politiquería de las entidades territoriales, el
fenómeno del niño, los prolongados veranos del desierto, etc. Incluso,
si quisiéramos, podríamos enlistar en esa categoría o rango a todo lo
malo que se diga del presidente Maduro y su explicable cierre de
frontera, lo mismo que los hábitos electorales de la peor politiquería
nacional que han contagiado e invadido la mismísima cultura Wayuu.
3- Es imposible eludir a la hora de un serio y profundo debate público
el riguroso examen de las responsabilidades colectivas, grupales e
individuales, aunque ese debería ser el principal reto de los organismos
de control, los cuales, dicho sea de paso, también han incurrido en
evidente complicidad y encubrimiento, por lo menos en grave omisión de
sus funciones. Y si quisiéramos detenernos en el examen académico de los
orígenes de la corrupción republicana, que parecería ser sistémica,
estaríamos forzados a encontrar en el cogollo del despelote a
importantes actores y partidos de la política nacional. Claramente, no
se trata de justificar, defender o exculpar a los jefes políticos de La
Guajira, pero sí de contextualizar correctamente el análisis y derivar
de ese propósito unas conclusiones serias sobre un tema que tiene raíces
nacionales. Ojalá tengamos la suerte que del estudio que haga el
Sistema Interamericano de los Derechos Humanos se desprendan órdenes a
las autoridades colombianas correspondientes, por parte de la Comisión o
la Corte, las cuales podrían arrojar las luces indispensables para
dilucidar mejor las violaciones y enderezar el rumbo.
4- Pero
tratemos de llegar al meollo del tema y veamos cual es el problema
estructural que más temprano que tarde habrá de abordarse por diferentes
caminos para corregir la marginalidad y otros males que terminan en los
dramáticos niveles de desnutrición, muerte y la peor degradación de la
Dignidad Humana:
4.1 Empecemos afirmando y reconociendo que el
Pueblo Wayuu tiene una basta y compleja territorialidad en Colombia y
Venezuela. El municipio de Uribia, capital indígena de Colombia,
solamente tiene una extensión de casi 9000 kilómetros cuadrados y es la
entidad territorial de mayor área en el Departamento de La Guajira.
Agreguémosle a la anterior realidad los índices geográficos y
demográficos de Manaure, gran parte de Riohacha, Maicao, Albania, Hato
Nuevo, Barrancas, Fonseca, Distracción, principalmente. Y para
aproximarnos a una idea del contexto sociológico y complejidad del
problema, digamos que es de tal magnitud el potencial poblacional Wayuu
en el hermano país que solamente en la ciudad de Maracaibo existen no
menos de setenta populosos barrios habitados por familias de la etnia (
colombo venezolanas ), aparte del alto número de habitantes de Mara,
Sinamaica, Moján, Paraguaipoa, Guarero, Carretal, Guana, Machiques y
muchas veredas y rancherías de esta frontera caracterizadamente Wayuu.
Pongámonos de acuerdo entonces en que no es posible analizar
unilateralmente la crisis del Pueblo Wayuu si no lo hacemos mirando lo
que ocurre en su rigurosa dinámica binacional, máxime si la singular
característica política, cultural y geográfica del pueblo indígena nos
obliga a comprender el indispensable contexto integral de la etnia. Eso
también explica en bastante medida la generalizada aseveración de que el
cierre abrupto de la frontera colombo venezolana en el Zulia,
constituye un quiebre en la economía de la población indígena,
precipitando los lamentables niveles de desabastecimiento,
hambre,desnutrición y muertes asociadas a estos fenómenos. Digamos que
es un error afirmar que esta es la causa más importante del fenómeno de
desnutrición y sus peores consecuencias, como lo sería prescindir de
ella a la hora del análisis profundo y concreto. Se desprende de lo
anteriormente dicho que siendo válido el aserto mencionado, también deberá serlo que
antes de que ocurriera el aludido cierre fronterizo el relativo
bienestar del pueblo indígena emanaba de las gangas y privilegios
originados en la economía y tolerancia venezolanas.
4.2 Hemos
afirmado con frecuencia, y ahora con más razón, a propósito de la crisis
alimentaria actual, que a La Guajira Wayuu no sólo se le ha negado el
goce efectivo de adecuados y eficientes Sistemas de Salud Pública y de
Bienestar Social, sino que también de manera increíble la mayoría de sus
Derechos Fundamentales Especiales.
4.2.1 Comencemos diciendo, a
manera de prefacio, que es simplemente inaceptable, desde la óptica del
respeto de los Derechos Humanos Internacionales, que el ser humano Wayuu
tenga la increíble y triste necesidad de usar simultáneamente dos
cédulas de ciudadanía, una colombiana y otra venezolana, para
desenvolverse en uno u otro país, dentro su territorio ancestral. Aquí
no hay un simple problema de doble identificación, de falsa
identificación, que se prestaría y se presta para todo tipo de
irregularidades y conjeturas, mucho menos un saludable ejercicio de la
doble nacionalidad, sino un desastroso atentado contra el Derecho a la
Identidad Personal, lo cual es sumamente grave, en la medida en que de
contera se atropella el Interés Superior del Niño, consagrado
internacionalmente como un derecho absolutamente respetable. Consecuente
con lo anterior es menester introducir urgentemente una norma
binacional consensuada por ambos países para remplazar el histórico
adefesio identitario por una Cédula Única Wayuu, de la cual se
desprendan derechos y deberes ciudadanos respecto a Colombia y
Venezuela, los cuales deberán reglar mediante tratado semejante
violación a los Derechos Humanos. De no hacerse voluntariamente, habría
que esperar una orden internacional en el mismo sentido de la Corte
Interamericana de los Derechos Humanos, para corregir este primer
entuerto estructural y estratégico del Pueblo Wayuu que incide
profundamente en la vida de sus habitantes.
4.2.2 A este drama le
tenemos que sumar la degradación de la Identidad Colectiva del Pueblo
Wayuu proveniente del menosprecio constitucional y desdén gubernamental,
circunstancias estructurales que hacen nugatorio el concepto jurídico y
político de Pueblo y convierten la la importante etnia en una simple
montonera de personas o individualidades diferentes. Nótese cómo
indeliberadamente, pero de manera reiterada e inveterada, se hacen
referencias a la Comunidad Wayuu para aludir al Pueblo Wayuu.
Aparentemente es un tema de retórica política, pero es realmente un
asunto estructural y de fondo del funcionamiento de los Estados respecto
al tratamiento de sus deberes constitucionales frente a un pueblo de
tanta jerarquía sociocultural. Sin adecuar los Estados ( Colombia y
Venezuela ) a una razonable modificación, edificada consensualmente con
los líderes y jefes de la etnia, será imposible instalar debidamente el
respeto a la Diversidad Étnica y Cultural, la Autonomía con todas sus
arandelas en materia de Competencias, el Derecho Electoral Propio, el
Autogobierno, etcétera.
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