Por
Armando Pérez Araújo
Indudablemente, estamos frente a varias coyunturas de
la política internacional colombo venezolana, podríamos decir inapropiadamente
inéditas, dadas las antipáticas maneras entronizadas por el gobernante
norteamericano y las de algunos miembros de su gallada, caso del típico desadaptado e irrespetuoso Marco Rubio y de sus mediocres aliados latinoamericanos, por ejemplo, la de los
peripatéticos destellos de brutalidad política del desconectado senador ex colombiano Moreno, ni
qué decir, de la desconcertante decisión del Comité Noruego del Nobel de
regalarle el desacreditado premio a María Corina. Bastaban las imperdonables patanerías del presidente Trump contra los presidentes de Colombia y Venezuela
que, desde un comienzo, pintaron signadas como de la peor calaña de la
diplomacia internacional, para que los colombianos, los venezolanos y el resto
del mundo, comprobáramos que el asunto de declararse guardián de los mares
latinoamericanos era una descomunal falacia para presionar un cambio de régimen
en procura del control descarado de nuestros recursos energéticos. Asesinar a
veintisiete latinoamericanos, pescadores o lo que fuesen, no era lo conducente
para enviarle al mundo el errado mensaje de que se trataba de un tema de cuidar la ruta
del narcotráfico internacional, al contrario, la elocuencia del sentido común y
de las pruebas fácticas y políticas nos han mostrado las evidencias de que todo era parte de una
secuencia de crímenes planeados y encuadrados en una esquizofrénica estrategia de
desestabilizar nuestros proyectos democráticos en Latinoamérica.
la gran coyuntura política, la más destacada, es que
producto de tantas estupideces juntas, de tantas traiciones a la patria acumuladas,
los pueblos de Colombia y Venezuela se han despertado con más bríos, los
pueblos y ambos gobernantes se han unido con inusitado vigor, otros pueblos del
mundo se han alineado contra el decadente imperio, incluso, militares de alto
rango del viejo imperio unipolar se han retirado de sus filas como consecuencia
de ello, lo mismo que respetables figuras de la política norteamericana se han
expresado con energía y en contra de la tiranía del magnate y sus adláteres.
Tengamos la
plena seguridad de que el mismísimo pueblo norteamericano y sus mejores y
dignos dirigentes, lo mismo que las variadas expresiones de la democracia del norte, que son los verdaderos y sustantivos pilares del sistema de pesos y contrapesos gringo, se levantarán muy
pronto con suficiente energía a favor de la paz del mundo y en contra del cretinismo
oficialista de la decadente potencia. la gran síntesis política de hoy es que en las elecciones colombianas del
próximo año saldrá avante la deseada e indispensable prolongación de las
reformas sistemáticamente saboteadas del presidente Gustavo Petro, una Asamblea Constituyente
más radical y progresista, y de contera, por el lado vecino, se atornillarán y defenderán con más
razones y argumentos los ideales bolivarianos del proyecto chavista en la república
Bolivariana de Venezuela.
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