Por Marbys Redondo Vanegas
(Tomado de la Edición 67 de la Revista Pensamiento Caribe)
Foro global de la tierra y conflicto armado interno incesante
Hoy después
de tanto tiempo, 14 de junio de 2025, volví a tomar el teclado, el dispositivo
que reemplazó la pluma de los bravíos escritores del pasado; esta vez y como
siempre inspirada por Pérez Araújo, anfitrión de mi nicho de pensadores
“Pensamiento Caribe” y con el fervor intenso de hablarle a mi país. Confieso
que, para escribir estas líneas me azotan muchos sentimientos a la vez, quizá
el más intimidante sea ese miedo a mí misma, ese que sabemos sentir aquellos
que no tememos a nada; el miedo a que me atraviesen nuevamente esas ganas de
escribir y escribir de lo que procesan mis neuronas sobre los asuntos álgidos coyunturales
del Pueblo Negro en este país y que esto no sea tenido a bien por algunos tres
gatos, sin embargo, no está demás reiterar que estos textos solo convidan a la
reflexión. Me han pasado varias cosas que seguramente solo le suceden a una
mujer negra y guajira o guajira y negra, que para todos los casos es lo mismo,
por estar confiada en que aún se pueden gestar cambios para su región y para el
país, pero cojamos la suave, vamos a ir hablando de esas cosas varias con
calma, en otras líneas. El tema central de este escrito son dos cosas puntuales,
que si nos ponemos a pensar podrían estar estrechamente relacionadas “Foro
global de la tierra y conflicto armado interno incesante” Esta tercera semana
de junio de 2025 se llevará a cabo en Colombia un encuentro llamado Foro Global
de la Tierra, en el cual participará el Pueblo Negro, este Foro tiene para la
gente negra un derrotero central: plantear la postura del Pueblo Negro sobre el
acceso, el cuidado y la permanencia en materia de tierras y territorios. A propósito
de eso, es dable pensar en los retos que afronta el Pueblo Negro en cuanto al
acceso a tierras y territorios y además cuáles podrían ser las opciones de su
superación.
Cinco retos
fueron los analizados ¿habrá más? Claro que sí, pero mis queridas lectoras y
lectores esta humilde servidora se pensó y centrará la discusión en estos
cinco.
El primero
reto es la expansión inminente de actividades extractivas; por razones que
quizá hasta al momento no hayan sido debidamente analizadas, los territorios
del Pueblo Negro, ocupados ancestralmente o en trámite de titulación colectiva
son territorios atractivos para el “desarrollo económico”, el crecimiento
expansivo y sin freno de las actividades extractivistas que el Estado permite
sobre nuestros territorios, no es compatible (demostrado por la historia) con
la conservación que en alineación con los principios y la misionalidad del
existir en esta tierra realizan permanentemente las familias negras para
mantener los ecosistemas y el ciclo natural de la vida que permite la evolución
permanente de las especies.
El primer
reto es analizado desde la lógica “expansión inminente de actividades extractivas”
pero nadie es caído del zarzo aquí, todos sabemos que el fenómeno que genera lo
que para el pueblo negro es un reto, es el
capitalismo
bajo sus políticas neoliberales que pretenden generar riqueza para un
porcentaje absurdo de la población a costas de la vida de la mayoría de la
población mundial y donde a la larga, obviamente estamos incluidos todos.
El segundo,
es esta famosa acumulación por desposesión de la tierra. La tierra ha sido
vista por el capitalismo (vuelve y juega) como aquel patrimonio que genera
riqueza por el hecho de acumularla y gestar un monopolio respecto de su
dominio; la postura del Pueblo Negro se contrapone con esa visión: la tierra,
vista por nosotros como el territorio (bosques, mares, ríos, lagunas, salinas),
produce el alimento que mantiene en pie la vida, por lo que, la tierra
acumulada sin hacerla productiva es sinónimo de acrecentar los márgenes de
hambruna mundial; esta postura tampoco supone el hecho de poner a producir la
tierra que está bajo el dominio del capitalismo, lo que propone materializar es
que la tierra debe estar bajo el dominio de quien la produce y la cuida.
El
tercero es el desconocimiento o invalidación de los sistemas de derecho propio,
está claro que los sistemas de derecho y gobierno (escritos) del Pueblo Negro
(Planes de Etnodesarrollo, Censo de familias, Reglamentos Internos,
Caracterización de Prácticas Tradicionales, Planes de Salvaguarda, Planes de
Manejo Ambiental) han ido construyéndose a través del tiempo, no por requerir
autorregulación al interior de sus propios territorios y comunidades (debido a
que las acciones organizativas de iguales entre iguales se vuelven
cotidianamente imperceptibles y automáticas), sino por la necesidad de blindar
la autoridad tradicional que se ejerce en los territorios respecto de los
terceros que cuando no solo desconocen, sino que cuando conocen invalidan la
forma de vida del Pueblo Negro y su forma de administrar el territorio.
El cuarto
reto y uno de los ejes de estas líneas es el inamovible, incesante, ciego y
cruel conflicto armado interno. El fenómeno del conflicto armado interno en
Colombia, presente desde la conformación del Estado, manifestado tanto en los
espacios urbanos como rurales del país y especialmente agreste en las zonas fronterizas,
es quizá uno de los retos más relevantes debido a que a diferencia de otros
sectores sociales y por su particularidad étnica, el Pueblo Negro propiamente
no hace parte de ningún extremo político y mucho menos armado que participa o
propicia del conflicto armado interno, por el contrario, al tener como
principio el cuidado
de la vida
que yace sobre el territorio (piedra angular de la identidad étnica y cultural),
se ha encontrado en el centro de las disputas armadas y políticas, propias del
conflicto: (control social, territorial y de la biodiversidad), el conflicto
armado sobre los territorios del Pueblo Negro (riberas de los ríos, sabanas,
playones comunales, costas, mares), pero además los barrios negros de las zonas
urbanas han sido el epicentro de la complejidad del conflicto armado y ha
azotado a las familias negras de las formas más radicales y hostiles, lo que ha
resultado en la falta de presencia del Estado, pero la invitación es que esta
reflexión final pueda ser analizada de manera opuesta, es decir, podría ser que
el conflicto se enraíza donde históricamente no ha habido presencia del Estado.
El quinto y
último es la desigualdad social que resulta de la agrupación de los anteriores,
debe ser analizada desde la esclavización, siendo este hecho el mayor y el
primer generador de desigualdad social, política y económica.
El racismo
estructural no fue analizado como un reto por la única, sencilla pero dura
razón que todos los retos tiene su origen el racismo estructural: que las
actividades extractivas se desarrollen sobre territorios de importancia
ecológica o espiritual para el pueblo negro es racismo; que el Estado no
construya o aplique políticas con enfoque diferencial para la distribución de
la tierra: es racismo; que en la actualidad de desconozcan o se invaliden los
sistemas de derecho y gobierno propio a pesar de tanta incidencia social para que
sean reconocidos: es racismo; que no exista un acuerdo humanitario serio sobre
las vidas del pueblo negro en el marco del conflicto: es racismo.
Sobre las medidas y mecanismos que si se establecieran pudiesen fortalecer los sistemas de gobierno propio, podrían tenerse en cuenta: la incorporación o sinergia de esos sistemas de derecho y gobierno propio del pueblo negro con los planes de gobierno territoriales y nacionales; y la consolidación de una jurisdicción especial para gestionar de manera autónoma los conflictos al interior del Pueblo Negro. El panorama geopolítico respecto de la biodiversidad cada día se monetiza más y más, cada elemento de la naturaleza, a la larga tendrá un precio que se avaluará o devaluará según el contexto territorial y político como las acciones en bolsa, la postura del pueblo negro no debiera ser entrar en la ecuación de imprimirle valor monetario a los ecosistemas que sostienen la vida, sin embargo, estar al tanto de los movimientos políticos nos permitirá por lo menos preparar defensa para el territorio.