lunes, 23 de junio de 2025

Ahora sí, por ahí sí es, señor Ministro...


Por Armando Pérez Araújo

La reciente visita del Ministro Palma a La Guajira sirvió para que se empezara a generar la posibilidad de atenderse un clamor que hemos planteado desde hace varios años, de revisar la estructura legal de la febril invasión de parques eólicos por doquier. Le advertimos al presidente Duque, en cuyo mandato floreció la irresponsable proliferación de tales proyectos invasivos, luego al candidato Petro, y después siendo éste presidente, lo elemental que es que lo que hoy existe en materia de ubicación y funcionamiento de los parques eólicos es una completa vagabundería en materia de respeto a los derechos territoriales del pueblo wayuu. Al fin, llegaron los anuncios de este gobierno despertando esa posibilidad que, ojalá, sea aterrizada como tiene que ser, sin filtros ni pendejadas conceptuales de los sabiondos de siempre. En lo mínimo que tiene fijarse este gobierno, que ayudamos a elegir, es en que hay que pensar en que los núcleos familiares wayuu, propietarios de cada zona en particular, las zonas de cada proyecto eólico concreto, sean beneficiados con el reconocimiento y pago de una especie de canon de arrendamiento, una renta mensual, anualmente ajustable, por ejemplo, y una participación en la venta de cada kilovatio de energía. No hay que tenerle miedo a esa elemental equidad y legalidad.

En alguna ocasión pusimos el grito en el cielo en esa materia, advirtiendo que los parques eólicos que se estaban imponiendo en La Guajira, desde el llamado Jepirachi, que fue el primero que se impuso en el año 2003 por EPM, hasta el último que hicieran las diecinueve empresas sonsacadas por el gobierno, serán absolutamente ilegales si no se cambia el modelo injusto adoptado. Además, con total respeto y franqueza dijimos que dichos proyectos diseñados así en territorio indígena, eran simplemente inconvenientes para la sociedad guajira, incluso, para la suerte de las empresas invitadas o sonsacadas para tan importante y costosa aventura económica. Advertí que la descalificación que hacía entonces no era contra la importancia y trascendencia que reconocí que tenían tales iniciativas energéticas, consideradas como ineludible Mecanismo de Desarrollo Limpio, conforme a las directrices y estímulos éticos contemplados en el Protocolo de Kioto y a los compromisos inherentes al carácter vinculante del Acuerdo de París. Recordé que las 45.000 hectáreas del resguardo de la Alta y Media Guajira, territorio donde se pretende o pretendía acomodar por lo menos 65 parques eólicos, eran y son tierras absolutamente ajenas e indiscutiblemente privadas, a pesar de la estructura feudal del frágil resguardo. No hay ninguna posibilidad de abrir una discusión sobre si esas son o no son tierras ajenas. Son ajenas y punto. No son potreros públicos, tampoco son tierras baldías, mucho menos mostrencas, son técnicamente territorios, es decir, espacios socioeconómicos protegidos por la normatividad superior interna y por el bloque de constitucionalidad, lo cual significa, en el elemental lenguaje castellano, que lo que está ocurriendo en el mencionado territorio wayuu, de la mano cómplice del Estado colombiano, es una monumental infamia del estado contra la etnia wayuu, principalmente, sumada a otras desposesiones infligidas contra su territorialidad, que vienen acaeciendo impunemente.

En aquél momento recordé que unos meses antes había circulado en las redes sociales un video de la televisión chilena en el que la presentadora de un influyente noticiero resaltaba el caso del Parque Eólico Los Cururos, financiado por la multinacional colombiana, EPM, en el cual, a los dueños de la tierra se les reconoció el derecho a cobrar una especie de arriendo mensual y una justa participación periódica en dinero por la venta de los kilovatios de energía producida en su espacio territorial. Lo anterior es un ejemplo digno de copiar e implementar, en el que, sin tener que acudir a los sofisticados preceptos constitucionales ni al Derecho Internacional de los Derechos Humanos, sólo se deberá acudir a lo básico de nuestro Código Civil. Además de concederse las prebendas o compensaciones económicas a los dueños del territorio colectivo en ese caso chileno, se tuvieron en cuenta y respetaron los derechos y garantías a vivir en comunidad de otros habitantes originarios de dicho lugar, es decir, a los típicos, dignos y célebres cururos, que son una especie de mamíferos roedores que quedaron a salvo por la cuidadosa orden de la autoridad estatal de ese país, y la entusiasta voluntad de la multinacional empresa de Medellín, privilegiando que dichos animalitos fuesen conservados y no extinguidos, cosa que acá no ocurre ni se ha previsto con los derechos de cientos de miles de seres humanos wayuu establecidos en la península guajira. A manera de una preocupante y triste inferencia recordemos que cuando la misma EPM estuvo, por primera vez en La Guajira, se alardeaba en los poderosos noticieros del país, diciendo que el proyecto Jepirachi generaba energía para más de veinte mil hogares de Medellín, mientras que, decíamos nosotros, en el Cabo de la Vela no había, no hay, ni para prender un bombillo o cargar un celular.

Proponemos, al señor Ministro Palma, en línea con las transformaciones que nos ha prometido el presidente Petro, que los actuales y próximos proyectos eólicos en la Guajira, se revisen y configuren como empresas especiales de economía mixta, en donde estén los intereses accionarios de los dueños del territorio, sin excluir los justos e indispensables ingredientes remuneratorios antes mencionados, más la participación accionaria del Estado colombiano para asegurar el rol garantista de la solidaridad y equidad del indispensable modelo social aplicado y atender la soberanía energética y, obviamente, la participación de los inversionistas privados, colombianos y extranjeros, con total seguridad jurídica, como tiene que ser, para defender el pellejo de sus inversiones sin correr los riesgos que corren en proyectos inequitativos como los que hoy se manejan, producto de las rifas que hizo el anterior gobierno.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario