jueves, 15 de octubre de 2015

BOMBA DE TIEMPO (1)
Al grano: lo que estamos presenciando en Maicao es un espectáculo sencillamente grave. Las calles atiborradas de artículos de primera necesi...dad provenientes de Venezuela, a precios increíblemente baratos, resultado del precio del bolívar. Algo peor que eso es el ridículo ejercicio de una soberanía mal entendida del gobierno colombiano que pretende atacar el caótico pero explicable fenómeno comercial con medidas represivas, producto de su mayor equivocación histórica que ha sido concebir el territorio indígena wayuu como una especie de extenso potrero público. Hemos defendido hasta la saciedad que es inútil e inconveniente, por el lado que se le mire, prescindir de los derechos humanos internacionales del pueblo wayuu, a la hora del análisis y de la toma de decisiones. Concretamente, en el caso de La Guajira, es escandalosamente mediocre ignorar la connotación jurídica del territorio fronterizo, es decir, el peso constitucional respecto a la Carta nuestra y frente al bloque de constitucionalidad, para no entrar en otras consideraciones que atañen a la gran crisis económica del hermano país. La cosa es tan grave que la situación de aparente abundancia podría desencadenar en un inusitado fenómeno de violencia, incluyendo, ahora sí, la suerte del pueblo wayuu. No caigamos en la trampa de echarle la culpa a Maduro o de aprobar la asquerosa reacción de quienes predican que hay que expulsar a los venezolanos que vienen a Maicao a rebuscarse la vida vendiendo cosas para sobrevivir. ¡No deberíamos ser tan olvidadizos! Recordemos que gracias a la economía venezolana, en La Guajira el pueblo guajiro, el verdadero pueblo, ha podido acceder a todo lo que la distancia del centralismo colombiano le ha negado históricamente. Todo ha venido a La Guajira tropezando con la ley de ambos países, pero por los naturales senderos y trochas de la legitimidad.

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