FRONTERA Y ROTO
Necesitamos
diferenciar entre frontera y roto para colegir que lo que necesitaba Maduro era
tapar o remendar el roto y no cerrar la frontera con el país hermano, máxime si
el llamado cierre implica medidas perturbadoras de la territorialidad indígena,
así se pregone lo contrario. Quienes vivimos en zona de esta frontera
entendemos que era útil y legítimo para los venezolanos tapar el hueco que
había en la frontera física. Sería necio e injusto no reconocer el alcance de
este fenómeno de descomunales proporciones. El país debe saber que ese desangre
de la economía venezolana no sólo golpeaba los niveles mínimos de
abastecimiento interno del hermano país, sino que introducía ingredientes de
desestabilización a informales economías como la de Maicao y muchas otras
poblaciones de la costa. Un hecho anecdótico, cuyo desenlace me produjo
indignación, pero que sirve para ilustrar el fenómeno es el siguiente: un pan
venezolano que en las calles de Maicao costaba normalmente, antes de la crisis,
$7.000 cada uno, en momentos del apogeo del roto, estudiantes del vecino país
lo venían a vender por menos de $2.000, cada uno (3X5). Muy pronto, el alcalde
y la policía nuestra expulsó o deportó a los estudiantes, máximo cinco
vendedores, que traían el delicioso pan venezolano para rebuscarse la vida. Lo
que me indignó fue la rapidez con la que actuaron nuestras autoridades para
atacar al inofensivo fenómeno migratorio. A lo mejor actuaron dentro del marco
de la ley, que es lo más triste, mientras impávidos veíamos pasar camiones y
tracto mulas con todo tipo de mercancías y personas. Mi amigo Héctor, que
acostumbraba comprar los tres panes para no llegar a Mingueo con las manos
vacías ante sus tres nietos, se sintió ofendido en lo personal y me dijo: no
son capaces nuestros alcaldes y policías de canalizar estos beneficios de la
dieta de los guajiros, pero sí se hacen los de la vista gorda para ver pasar
los grandes volúmenes que salen del roto venezolano. Volviendo al inicio:
bastaba con tapar el hueco y curar el roto. No era necesario sentar el
precedente de cerrar la frontera, con todo lo que ello implica.
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